viernes, 24 de agosto de 2007

De música

Llevo unos días en el trabajo de mucha lectura, investigación, documentación y pruebas con Oracle 9 y Apache 2 y PHP 5. En este momento, viernes, casi las 8 de la tarde, si no fuera por las surrealistas canciones de No me pises que llevo chanclas seguramente estaría con la cabeza incrustada en la mesa dormitando con un hilo de baba por la comisura de la boca.

Ahora está sonando Caenita en el bolsillo, uno de mis temas preferidos por su ritmo, sus coros, su estribillo pegadizo y sobre todo por la descripción de los jevi-metal que me hace evocar: ese clásico chaval con sus vaqueros pegaos, con gusto por las calaveras, pelos largos modo greñas, siempre con camisetas negras, chulo, con pulseras de pinchos y tatuajes tenebrosos. Todo ello rodeado de un ritmo de rumbita simpaticona, y una guitarrilla de fondo queriendo ser muy muy jevi. ¡je je!

¡Ay! Que ahora comienza Tengo una tasquita en Triana... Otro clásico que debería oir todo aquel que quiera saber cómo funciona el típico bar andaluz de tapas, el bar de barrio de toda la vida. Ofú qué hambre me está dando...

¡Anda! Y ahora viene El chinito embolillao: no podréis negar el atractivo que tienen los títulos de las canciones ¿eh? El chino harto de anís cuenta que antes le salían las patadas más bien que la ottia, pero ahora le dan guantazos por todos lados. Peaso letra.

Permitidme la recomendación de que dediquéis unos minutos de vuestra vida a escuchar varias canciones de este grupo porque expresan muchas historias que hemos vivido en nuestro entorno, cuando éramos chicos, cosas de barrio, cosas que se veían por la tele hace 20 años, cosas de las que hablamos con los amiguetes.

Y aquí acaba el artículo musical de hoy mientras suena El blues del gorrión, en el que se cuenta cómo todo gorrión debe superar en algún momento de su vida la prueba de los niños jugando a la pelota para que no le den un gorrionazo contra la pared, o que lo coja un Supercinco. Lección de vida, sí señor.

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